6 may 2014

Elvis Presley: la parábola del hijo pródigo con final triste

Triste fin de una “estrella” que empezó cantando para Dios y terminó esclavo de sus vicios. 


Elvis Aarón Presly nació el 8 de enero de 1935 en una familia humilde. Su familia era evangélica y asistían a la iglesia Asamblea de Dios, en Tupelo, Mississipi, EE.UU. Su padre era diácono y su madre era maestra de la escuela dominical. Fue allí donde empezó a dar sus primeros pasos en la música, cantando en el coro de la iglesia. Sus grandes influencias fueron la música gospel, country y blues.

Por motivos económicos se mudaron a Memphis, Tennessee, EE.UU, donde conoció a Sam Phillips, un productor musical que le ayudó a grabar su primer disco. Sam estaba buscando algún cantante blanco que tuviera voz de negro, para poder así conectar con el público negro, y encontró estas cualidades particulares en Elvis, las cuales le trajeron fama, dinero y prestigio.  

A pesar de mantenerse alejado de Dios y de los principios cristianos, a lo largo de su carrera, Elvis grabó más de 50 canciones cristianas; quizás en un intento de callar la voz de la conciencia que le martillaba día y noche. 

A veces abandonaba repentinamente reuniones importantes y después lo encontraban leyendo la Biblia en algún lugar solitario. Solía pedir que llamaran al pastor Rex Humbard para que orara por él. “Me dijo que su vida espiritual no marchaba. Que había dejado a Dios fuera, que quería recuperar la dicha espiritual de su juventud. Me pidió que orara por él para hallar de nuevo el camino recto”, confidenció C. B. Blankenship, un amigo de la familia Presley. 

“En ocasiones, estando en el escenario y viendo a las multitudes gritando, a la vez que extienden sus manos hacia mí, como si tuvieran hambre de algo que yo pueda darles, me he preguntado qué ocurriría si empezara a predicarles el evangelio. Pero jamás he sido capaz de hacerlo”, le dijo a un amigo cristiano.

Finalmente, el gran consumo de medicamentos prescritos juntamente con el uso excesivo de drogas, comprometió gravemente su salud, y en 1977, a los 42 años de edad, murió súbitamente.

Peter Jones, uno de los mejores biógrafos de Elvis, dijo que el cantante hubiese sido un magnífico evangelista, ya que tenía una extraordinaria capacidad de atracción, aparte de tener mucho talento musical.


Así como Demas abandonó a Pablo (2 Tim. 4:10), dejándose llevar por este mundo y sus atracciones, también Elvis abandonó a Dios y los principios cristianos, dejándose llevar por el dinero, la fama y los deseos carnales. Es la parábola del hijo pródigo pero con un final triste.

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