1 may 2014

El Decálogo: Ley de mínimos

El término decálogo, proviene del griego (deka, diez, y logos, palabra), que se refiere a los Diez Mandamientos, que es una introducción y resumen de la Ley dada a Moisés en el monte Sinaí. El Decálogo tiene un lugar predominante entre las demás leyes del Pentateuco. Algunas de las razones para ello es que mientras las demás leyes fueron dadas a Israel a través de Moisés, el Decálogo fue dada a Israel directamente por Dios. Las demás leyes fueron escritas por Moisés en pergamino, y el Decálogo fue escrito por Dios en tablas de piedra. 

Podemos tener la tentación de creer que el Decálogo es la ley máxima del universo. Podemos deducir que en el jardín del Edén, antes de la caída, no existía los Diez Mandamientos tal como nosotros conocemos hoy, porque las circunstancias eran diferentes a las de ahora. Un ejemplo sería el mandamiento de honrar padre y madre, que no se aplicaba a Adán y Eva.

Se puede decir que el Decálogo, fue una adaptación de la verdadera Ley que rige el universo, aplicada al contexto del ser humano pecaminoso. La verdadera LEY que rige el universo es la ley del AMOR. 

Muchos de los mandamientos son tan básicos que hasta las personas no creyentes, pero que tienen una buena educación, las pueden guardar. Ejemplos: honrar padre y madre, no matarás, no cometerás adulterio, no hurtarás, etc. 

Los Diez mandamientos son mínimos que señalan un ideal más grande: AMARÁS.
Mínimo: No matarás
Ideal: Amarás

Por eso Jesús pudo resumir la Ley en dos partes: amar a Dios y amar al prójimo. Es más fácil guardar el Decálogo (de una forma legalista) que amar, porque el amor al prójimo, involucra amar a los amigos e enemigos. Si amas, siempre buscarás hacer el bien, no importa a quien y en que situación. Es un principio que te controla. Un ejemplo de esto, lo vemos en el relato de Lc. 18:18-25, cuando Jesús habla con el joven rico. El guardaba todos los mandamientos desde pequeño, pero le faltaba algo: amar al prójimo. Y viendo que era incapaz de amar, se va triste. 

Es interesante notar que en el Sermón del Monte (Mt. 5:18), Jesús dice que “no desaparecerá ni una letra de la Ley...”. Jesús se refirió a la letra yod del alfabeto hebreo, que es la letra más pequeña y que al mismo tiempo significa el número 10. Como dijo D. Jennah, “de cierto modo, el Decálogo es un mínimo que garantiza un máximo de vida”. 


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